viernes, noviembre 24, 2006

Cacharpaya de los cerros y las mandarinas

Estos muchachos se van, se van
para no volver jamás, jamás

No está muy claro cuándo a usted, señorita
se le conoció,
Lo que está claro y ceintíficamente comprobado
es que se le conoció

No se sabe si aquella tarde de trabajo y mandarinas
o si ese amanecer de guitarras desafinadas
pero se le conoció... o mejor dicho se le descubrió

Para que vuelvan algún día tendrán
que hacer otra fiesta

Se le descubrió en los temores y las ganas
y en el latido pulsante de su corazón de malesa
Se le acompañó de la mano, se le entendió con susto

Para que vuelvan algún día
tendrán que hacer otra fiesta
palomita

y se le dolió,
hermosamente como cuando se duele
la vida o la muerte... o el amor
la alegría de dar mientras se recibe
La impresión de estarlo perdiendo todo
mientras todo se gana
o viceversa