viernes, julio 21, 2006


Yo creo que en la vida uno tiene que ser agradecido.
Pese a que no siempre lo he sido, esta vez espero agradecer a tiempo el regalo que tú y la vida me dieron. La verdad es que estos dos últimos meses me he sentido bastante especial. No necesariamente mejor, pero si con una crisis de esas que te ayudan a mejorar, a sentir por qué y por dónde hay que cambiar y la mayoría de los cambios que experimento en mi vida desde hace dos meses, creo que se deben a ti. A la manera ventilada en que entraste a mi vida, o la manera suave y tímida en que, por una extraña razón, decidiste mirarme.
Claro. También podría estar echando chuchadas porque no pasó esto o no dijiste esto otro o si yo hubiese podido hacer aquello o te hubiese besado aquella vez. Podría reclamar, pero se me hace una pérdida de tiempo para todo lo que nos queda por delante, para la amistad que hoy día nos convoca y nos pide que bailemos con ella un tinku aguerrido o un valcecito tímido, una saya descarada.
No sé muy bien lo que estoy diciendo pero tenía ganas de escribirte. Me siento menos hueon escribiéndote que llamando por teléfono y no sabiendo qué decir y finalmente colgando después de haber preguntado dos o tres veces las mismas cosas... ¿cómo estás? ¿qué tal tu trabajo? ... ¿eeeh y ¿cómo estás?

Pasa que en las llamadas telefónicas uno no puede revisar lo que dice y corregirlo o tampoco puede poner un fragmento de Benedetti cuando no sabe qué mas decir.

Ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde estoy.
Sé por primera vez
que tendré fuerzas para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos con envidia,
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.

y nosotros hablaremos del vino, de las canciones peruanas y de los cerros nunca visitados. Evitaremos hablar de tu risa nerviosa y de tu súplica. De mi Lilium y tu Lilium y de aquella mañana que despertaste conmigo mientras yo pensaba que seguía soñando y no fui capaz de decir algo que en verdad no sobrara.
Silvio, el de siempre, nos dirá que
no hay nada aquí, sólo unos días que se aprestan a pasar
y tendrá razón, como siempre.

1 comentario:

Cecilia Moreno dijo...

Con Benedetti y Silvio bajo la manga todo puede ser.
Está romántico el post.

Miau