viernes, octubre 20, 2006
Cuando suena el despertador que funciona en su teléfono todavía actua en un sueño que no entiende y que antes de entrar a la ducha ya tendrá olvidado. Cuando se incorpora nota que aún no hay luz natural que le ayude a salir de las frazadas y decide saltar de la cama para no alargar la agonía. Una vez vestido, mal peinado y con pasta de dientes en el cuello de la camisa, avanza por la calle que parece no haber despertado tampoco y siente el frio como ayer sintió la soledad y la pena o como ayer, antes de acostarse, sintió la libertad de leer y escuchar música mientras los vecinos se obligaban al ritual de la telenovela.
Se acomoda en un colectivo con olor a encierro y con una radio demasiado fuerte que lo distrae de su silencio. Distingue a personas que felices no saben que en realidad no lo son y que, desgraciados no tienen idea de su felicidad y llega a la oficina donde una carta escondida en una dirección le dice buenos días y eso lo alegra... comienza a escribir de si mismo escribiendo; y de si mismo despertando con el sonido del despertador, que funciona en su teléfono.
jueves, octubre 19, 2006
Me dormi en una tarde y desperté pensando en lo que te había dicho
Que la vida tenga sentido
que se dibuje en las paredes
Y que la muerda la plegaria
Y que los dibujos que se ven
desde tu cortina
Dejen de asustarte tanto como
te asusta mi voz y mi llanto
Y que camines un poco mas allá
De donde lo hiciste hoy
Para que me cuentes
la historia de lo imposible
de lo que no conozco
De lo que alimenta nuestra vida
Y que haya silencio
Y momentos de estar desnudos
para poder vernos
y reconocernos los ombligos
y que haya sonrisas
(ruidosas como la tuya)
para que no me olvide
para que no me duerma
Y que cuando la voz delgada
de mi futuro convertido en niño
me pregunte por las preguntas
y no me deje ofrecerle tibiezas
yo pueda mirarlo y abrazarlo
y decirle que no todo se ha muerto
que quedan los pedazos de una
naranja
con olor a naranja
que todavía el viento despeina,
que el agua se escurre por entre todo el cuerpo
y que los manteles adornan las mesas
cuando el mediodía despierta los apetitos
que hay nombres que le recordarán
una calle vestida de vientos y de alamedas
o le permitirán caminar por una tierra
celeste y por un vestido verde
eso... eso
Suscribirse a:
Entradas (Atom)