miércoles, enero 17, 2007

Tu pañuelo


Escuché que la televisión y sus dibujos me miraban más temprano de lo que quisiera. Escuché la mañana y el aroma que tiene cuando es verano. En mi pieza los calcetines caminan y las cosas se conversan secretos cuando les doy la espalda y tienen un orden extraño como de canción de Sabina. Todos desparramados, la bolsa, el disco, el vaso, los besos, pero tu pañuelo siempre está durmiendo. Se arruga encima del velador o sobre la ropa y se pone a dormir una siesta descarada mientras yo me abotono la prisa y mientras me disfrazo de colonia barata él me cuenta historias tuyas como la de la clase de historia o la del caballo en el río o la del libro en el árbol.
Cuando tu pañuelo se despierta, disimula su verguenza fingiendo estar molesto o enfermo y yo lo doblo despacio y lo acomodo en un rincón de mi cama y le digo que tú prometiste venir una tarde de estas en las que al llegar la noche se sienta y conversa del viento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizás es el testigo de aquello o es la excusa para el reencuentro.

Lorena Arnery dijo...

...que increíble que tus líneas contengan con tanta perfección el sentir de lo que siempre está ahí...esperando... quien sabe qué y porqué...