miércoles, octubre 01, 2008

Preguntas tontas en la cocina

En estos días me tomo la noche libre y le pregunto cosas tontas a las paredes de mi pieza y de mi casa. La cocina tiene un cáncer terminal que la hace ver pálida y sabia al mismo tiempo. Yo camino más lento por estos días que me miran y se ríen de mí. Camino fijándome en las miradas y en el sonido de los pasos y ya no presto atención a las líneas de las baldosas ni me interesan la tierra o el pasto.
Entonces te apareces tú y me suspendes el llanto y le das vacaciones a los ladridos, mientras la cocina recupera su temple y la pieza comienza a responder mis preguntas.
En estos días, me acuesto mas tarde, me levanto mas muerto, me encuentro mas niño y me desmayo con tu voz que se aparece en la pantalla y en estos días me detengo vibrando con la voz de tus manos que me llaman desde el cielo o desde alguna parte que no logro alcanzar todavía, probablemente desde mi niñez que me llora tu ausencia.
Apareces de pronto y me explicas tu nombre de niña, tu voz de ciruelas y, para que amarte no sea tan fácil, me muestras tus males y tus malgenios.
Apareces y no pides permiso y entras a la cocina y le limpias los platos. Apareces recorriéndolo todo, el dolor, la alegría, el miedo y la poesía.
Todavía estos días tienen el sabor que le diste cierta noche a las palabras y yo sigo buscando en la memoria lo que quiera devolverme mientras escribo tu nombre y espero sentado en el viento cuando aparezcas en otro cielo de estos días.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...muy lindo...