En estos días me tomo la noche libre y le pregunto cosas tontas a las paredes de mi pieza y de mi casa. La cocina tiene un cáncer terminal que la hace ver pálida y sabia al mismo tiempo. Yo camino más lento por estos días que me miran y se ríen de mí. Camino fijándome en las miradas y en el sonido de los pasos y ya no presto atención a las líneas de las baldosas ni me interesan la tierra o el pasto.
Entonces te apareces tú y me suspendes el llanto y le das vacaciones a los ladridos, mientras la cocina recupera su temple y la pieza comienza a responder mis preguntas.
En estos días, me acuesto mas tarde, me levanto mas muerto, me encuentro mas niño y me desmayo con tu voz que se aparece en la pantalla y en estos días me detengo vibrando con la voz de tus manos que me llaman desde el cielo o desde alguna parte que no logro alcanzar todavía, probablemente desde mi niñez que me llora tu ausencia.
En estos días, me acuesto mas tarde, me levanto mas muerto, me encuentro mas niño y me desmayo con tu voz que se aparece en la pantalla y en estos días me detengo vibrando con la voz de tus manos que me llaman desde el cielo o desde alguna parte que no logro alcanzar todavía, probablemente desde mi niñez que me llora tu ausencia.
Apareces de pronto y me explicas tu nombre de niña, tu voz de ciruelas y, para que amarte no sea tan fácil, me muestras tus males y tus malgenios.
Apareces y no pides permiso y entras a la cocina y le limpias los platos. Apareces recorriéndolo todo, el dolor, la alegría, el miedo y la poesía.
Apareces y no pides permiso y entras a la cocina y le limpias los platos. Apareces recorriéndolo todo, el dolor, la alegría, el miedo y la poesía.
Todavía estos días tienen el sabor que le diste cierta noche a las palabras y yo sigo buscando en la memoria lo que quiera devolverme mientras escribo tu nombre y espero sentado en el viento cuando aparezcas en otro cielo de estos días.
1 comentario:
...muy lindo...
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