En la vuelta de una esquina

El sueño deja su cuenta en las mañanas de este norte. Saber salir de la cama y entrar a una ducha que grita y que no escucha nada es una buena prueba para las primeras horas del norte. Pero el tiempo siempre falta y la camisa nunca combina y los calcetines se esconden y el pan vuelve a ser duro y el teléfono canta canciones raras que me provocan llorar.
Al llegar a la oficina con pasta de dientes en la camisa y la barba sin afeitar, me encierro en la oscuridad de un escritorio que duerme todavía.
La Alejandra se preocupa de conectarme con el mundo y me recuerda, sin hablarme, que la planificación y el informe y por fin te abandono, pero antes recibo tu beso y huelo tu flor que es de color amarillo y guardo tu beso en mi cuello y tu flor en el bolsillo de mi pantalón gastado.

El calor es el calor en el verano de Copiapó, la tarde tiene desvíos hacia madrigueras oscuras en donde las mujeres como tú se confunden con voces de llanto y de risa.
Una vez de vuelta al sudor y al bostezo de la tarde, se me vienen denuevo las preguntas de la noche. Dónde estaras? qué noche de mares te cubre? desnuda con el traje de tu soledad, acompañada con el susto de tu hermosura?Yo estoy aquí dejando que las horas pasen mientras el informe se enfría y mientras te alejas hasta desaparecer a la vuelta de una esquina.